Relatos

Beer Machine Climbing 2013

Relato de Elvis Acevedo de la expedición a los glaciares Universidad y Cortaderal Sur durante el 2013


 

Beer Machine Climbing 2013.

Durante casi tres años, el 2010, 11 y 12, estuvimos de manera infructuosa intentando negociar con las Hidroeléctricas y Fundos privados  que controlan el acceso del Valle del Río San José, un permiso para acceder por sus caminos vehiculares a la base del Glaciar Universidad.

Tres años de frustraciones, en que cabe decir que PacificHydro, empresa de capitales Australianos, se portó bastante bien, siempre nos autorizaron, e incluso viajaron a Santiago a hacernos una inducción sobre como manejar en caminos cordilleranos, pero el Fundo Maitenes, que  a veces decía que sí y después se retractaba, y principalmente HydroChile, empresa de capitales nacionales que siempre nos dio un no rotundo, impidieron llegar a buen termino con las negociaciones.

El 2013, en Marzo, comenzamos nuevamente a negociar un permiso de ingreso, el que esta vez, parecían ir extremadamente bien, demasiado bien, sin embargo, en Agosto, el tono del dialogo cambió bruscamente, y nos dimos cuenta de inmediato de que solo nos estaban haciendo perder tiempo.

Teníamos la disyuntiva de quedarnos una vez más con la frustración, o hacer algo, y optamos por lo segundo, así que comenzamos a buscar alternativas de ingreso, por que esta vez estábamos decididos a entrar como fuera, y de verdad lo digo…..como fuera.

Averiguamos alternativas por el Valle del Cachapoal, desde Argentina por el Valle del Río Atuel, por el Valle del Cachapoal, desde Termas del Flaco…horas mirando mapas y haciendo averiguaciones con arrieros o gente que conociera el sector, trabajo que resultó infructuoso. Cundía el desamino y estábamos a punto de tirar la toalla cuando un simple chat con un viejo amigo, cambio el curso de la historia.

Estaba trabajando en mi laboratorio, o bueno, estaba mirando el Facebook en mi laboratorio cuando en el chat me saludó mi viejo amigo Jorge Figueroa, le conversé del tema, y Jorge, que trabaja como mecánico de helicópteros, me dijo con demasiada naturalidad ¿Por qué no entran en helicóptero?….

Yo ya he volado por uno u otro motivo en estos aparatos, y sé que son caros, así que mi primera reacción fue decirle eso, me dijo que no eran tan caros y me dio un par de datos de empresas para cotizar precios.

Pensando que no perdía nada con averiguar preparé un archivo KMZ con las coordenadas del posible lugar de aterrizaje, y me contacté con estas empresas.

Ambas me respondieron, me dijeron que sí era posible y me enviaron cotizaciones, no era algo descabellado, pero me di cuenta de que cobraban por hora, así que brillantemente se me ocurrió que si encontraba alguna empresa de helicópteros en Rancagua, el viaje demoraría mucho menos, por ende, saldría mucho más barato.

Y bendito Google, encontré una empresa en Machalí, Helicopters (súper original), y me contacté con ellos, les envié el archivo y recibí una esperada respuesta, el viaje era de una hora, y no tenían problema en realizarlo, el costo, para cuatro personas, era absolutamente abordable, pensando que los objetivos que teníamos en mente eran de primera.

Así que después de desechar la alternativa de saltar en paracaídas, tomamos la decisión de contratar esta sofisticada mula voladora.

Durante el mes de Septiembre se terminó de conformar el equipo humano, al final seríamos cuatro integrantes, Ulises Espinosa, Christian Quezada, Ricardo Hernández y Elvis Acevedo, todos con experiencia anterior en expediciones de diverso tipo, primeras ascensiones y apertura de rutas.

Octubre se nos pasó volando entre reuniones, entrenamiento, y búsqueda de auspicios para amortiguar un poco el sufrimiento de nuestros maltratados bolsillos. Al final nos fue bien, y logramos enganchar diversas empresas e instituciones que a través de dinero en efectivo o equipo, nos apoyaron.

También hicimos rifas, y con eso logramos pagar casi la totalidad del menú para cuatro personas de un mes, no fue menor lo que juntamos, así que también agradecer el apoyo de los amigos que compraron un numerito, sabiendo que uno casi nunca  gana en una rifa…

Hacia finales de Octubre viajamos con Ulises a Machalí, a terminar de planificar el operativo de vuelo, como bien nos dijo el piloto, Horacio “El Duro” Fleche, esto no era como tomarse un taxi, había que pensar bien como realizar el vuelo para minimizar los riesgos.

Con todo listo, lleg la fecha, nuestra primera tentativa de vuelo era para el 31 de Octubre, pero el clima estaba pésimo en la zona, el 1 de Noviembre también estaría malo, la ansiedad se apoderaba de nosotros, teníamos todo listo, todo empacado, solo faltaba partir…

Las conversaciones telefónicas con Horacio eran permanentes, al final el tiempo se vio venir bueno para el 2 de Noviembre, quedamos de acuerdo, había llegado el momento que tanto habíamos esperado, y en lo personal para mí, una revancha de tantos años queriendo entrar a esta zona sin poder hacerlo por culpa de terceros, y por que no decirlo, la mala voluntad de quienes tienen contactos y no los comparten.

La noche anterior al vuelo dormí muy poco, casi nada la verdad, mi hermano Fabián, nuestro apoyo logístico, me paso a buscar a eso de las 03:30 de la mañana,  después nos fuimos directo al departamento de Christian, donde estaban todos los equipos, y donde se habían quedado a alojar Ulises y Ricardo.

A duras penas logramos meter todo en la camioneta. El viaje a Machalí fue silencioso, nadie habló mucho, una que otra talla, pero estábamos algo tensos y ansiosos, hoy era un día clave, todo el tema del vuelo era algo que no dependía solo de nosotros, una vez que estuviéramos en el glaciar el manejo, las decisiones, todo era cosa nuestra, hoy no, dependíamos de otros…

Pasamos a comernos unos completos y a tomarnos unos cafés a un servicentro antes de llegar a la base de la empresa, ahí nos empezamos a soltar un poco.

La conversación con el piloto y sus ayudantes nos terminó por relajar, un argentino que en verano trabaja en el Aconcagua y que como nos habían dicho antes, tenia mucha experiencia en vuelos de montaña. Nos hizo un briefing bastante amplio, nos explicó un montón de cosas mientras pesábamos los equipos, y a nosotros mismos, al final nos pasamos bastante del peso óptimo, por lo que se decidió aterrizar a menor altura para minimizar riesgos.

La planificación incluía dos vuelos, ya que el helicóptero la verdad es bastante pequeño. En el primer grupo iríamos Ulises y yo, y poco menos de la mitad del equipo. Este vuelo sería mas largo, habría que buscar el lugar mas adecuado para aterrizar, así que debíamos llevar menos peso. En el segundo vuelo, y con el punto de aterrizaje ya elegido, irían Ricardo y Christian, con todo el resto del equipamiento, que incluía todo lo técnico, lo personal, la comida, y alrededor de 70 latas de cerveza, no por nada el nombre de la expedición.

Si había que dejar algo abajo, dejábamos las cuerdas, pero la cerveza, ni muertos!!

Despegamos y se vino el vuelo, en menos de 10 minutos teníamos al Volcán Palomo en el horizonte acercándose rápidamente, sobrevolamos valles y pasamos muy cerca de algunas cumbres, mucho más cerca de lo que yo hubiese querido, pero en fin, el piloto sabe!!

Entramos por el norte, por el Glaciar Cipreses Superior, vimos al Hernán Cruz, el Sandra, tantas cumbres, cuando de un momento a otro estábamos al lado del Palomo, sobre el Glaciar Cortaderal, de aquí, un vuelo en picada entre los Pilares Meridional y Occidental, y a buscar lugar de aterrizaje en el segundo plateau del Glaciar Universidad.

Vueltas más vueltas menos, todo con un paisaje impresionante, el helicóptero aterriza sin problemas.

Con Ulises bajamos y de la forma planificada en la base aérea, descargamos todo el material, siguiendo todo el protocolo gestual de comunicación con el piloto. Cuando teníamos todo listo, nos alejamos al frente del aparato y pulgares arriba le dimos el vamos a Horacio para que despegara.

Se vino el abrazo y la euforia absoluta de estar ahí, sin embargo debíamos esperar al segundo grupo, y todo el resto del equipo, solo cuando estuvieran con nosotros, la alegría sería total.

Bastante rato esperamos, era temprano y hacía frío, el sol nos llegaba pero no alcanzaba a entibiar el frío aire. Sacando fotos estábamos cuando escuchamos el helicóptero, rápidamente lo vimos pasar entre los dos Pilares, sobrevoló encima nuestro y a la altura del primer plateau del glaciar, se dio la vuelta, se acercó al punto de aterrizaje y posó los patines en la nieve.

Bajaron Ricardo y Christian, Ulises se acercó a ayudar en la descarga del equipo cuando Horacio lo autorizó con el pulgar arriba, yo grababa el operativo que no duro más de cinco minutos. Cuando el equipo estuvo abajo, las puertas y el canastillo bien cerrados, el helicóptero despegó y se despidió realizando un vuelo rasante sobre nosotros, todo había salido bien…

Ahora si se vinieron los abrazos y las celebraciones, estábamos los cuatro, todo nuestro equipo, y ninguna cerveza se había roto, ¿que más se puede pedir?

Después de tomarnos una chela y fumarnos un pucho, nos pusimos a trabajar, ese día lo dedicamos a llevar todo el material hasta el fondo del segundo plateau del Universidad, a los pies del Pilar Meridional.

Eso nos llevó dos viajes a cada uno con mochila en la espalda y el resto del equipo en los trineos, pero al final del día habíamos porteado todo, y teníamos listo nuestro primer campamento, “El Antro”.

Después de un día de muchas sensaciones no sé si alguno durmió mucho, pero a la mañana siguiente nos levantamos con la intención de hacer una primera cumbre, aprovechando el día perfecto que teníamos. El cerro escogido para empezar a calentar motores fue el Pilar Meridional.

Con solo dos ascensiones previas, una por miembros del Club Andino Universitario el 2010, desde el Glaciar Cortaderal, teníamos la estupenda opción de abrir una ruta por la Cara Oeste, y realizar un tercer ascenso, nada malo para empezar.

Pilar Meridional – Tercer Ascenso – Nueva Ruta “Directa Cara Oeste”

Comenzamos la aproximación con Christian y Ulises, Ricardo se tomaría los primeros días de descanso tratando de recuperarse de las heridas que un “pitbull” mal genio le causo en el brazo.

La subida fue tranquila, escogimos una canaleta muy evidente desde abajo, que va por el medio de la Cara Oeste. Con Quezada nos alternábamos la apertura de la huella por nieve bastante pesada, hasta que llegamos a la parte mas compleja, ya muy cerca de la cumbre, un escalón rocoso con nieve suelta que logramos superar con algunas dificultades para pararnos en la primera cumbre de la expedición.

Abrazos y alegría, el paisaje hacia el Glaciar Cortaderal era increíble. Llamamos por radio a Ricardo en el base mientras esperábamos a Ulises, que a los pocos minutos se reunió con nosotros en la cumbre.

No había viento y el sol estaba muy agradable, en resumen, cumbre perfecta, encontramos los testimonios y con un rapel para evitar la parte mas empinada, comenzamos el descenso.

La llegada al Base fue tranquila, con luz, todo muy relajado, a tomarse unas cervezas, un cigarro para el relajo, y a dormir.

Nevado Cisne  – Segundo Ascenso – Nueva Ruta Arista Este.

Después de un día de descanso, que en realidad usamos para ordenar el campamento y armar un buen muro de protección, partimos a nuestro segundo objetivo, el Nevado Cisne.

Partimos junto a Christian y Ulises, Ricardo seguiría en descanso mientras recuperaba fuerzas.

La subida fue tranquila, esquivando las evidentes cascadas de seracs que veíamos desde abajo, saltando una que otra grieta que aun estaban pequeñas, la vista era impresionante.

El día estaba soleado, no caluroso, pero agradable, la nieve se reblandeció bastante en la segunda mitad del ascenso, lo que hizo el trabajo mucho mas pesado, nos alternamos la pesada apertura de la huella hasta llegar a la base de la arista que habíamos escogido como ruta hasta la cumbre.

El grupo estaba agotado, era tarde, los alrededor de 1200 metros de desnivel en nieve blanda nos tenían casi con ganas de volver, pero faltaba poco, aun nos quedaba algo de luz y después de un breve descanso bajo una pared vertical de nieve que se formaba en mitad de la arista, decidimos rematar el cerro.

La ultima canaleta implico el uso de cuerda, estaba expuesta y la nieve inestable. Subí los primeros 60 metros y no alcance a salir arriba, me faltaron como 10 metros, arme una reunión y fije la cuerda para que subiera Christian, luego asegure a Ulises que paso de largo y completo el tramo hasta salir de la canaleta y divisar la cumbre a escasos metros.

Nos juntamos todos justo bajo la cumbre, donde estábamos cómodos, y la visitamos de a uno, sacamos fotos y nos abrazamos por un trabajo bien echo, no tan complicado en lo técnico pero si muy pesado.

Era fuerte pensar que recién éramos el segundo grupo en llegar a esta cumbre, un tremendo cerro con una vista increíble al Glaciar Cipreses Inferior, donde destacan dos enormes moles, los cerros ASAE y ASAVA, dos tremendas montañas, con dos nombres horribles.

La bajada fue larga pero tranquila, disfrutamos la amplia gama de colores que se forma en el cielo y en el glaciar cuando el sol comienza a ocultarse, todo un hermoso espectáculo.

Llegamos ya de noche a las carpas, donde Ricardo nos esperaba nada más y nada menos que con una Paella…. que era pa´nosotros jaja, buena!!!

Corona del Diablo – Torreón Norte (Cumbre Secundaria) – Primer Ascenso.

Después de un día de descanso y quehaceres domésticos, decidimos ir por el siguiente objetivo, una hermosa canaleta que habíamos visto durante la subida al Nevado Cisne, y que conducía a una de las cumbres secundarias del Corona del Diablo.

Este sería el primer cerro en que participaríamos los cuatro, Ricardo sentía sus heridas en el brazo mucho mejor, ya no le sangraban cuando movía los dedos, y eso sumado a la ansiedad de tener que quedarse en el campamento viendo como nosotros subíamos, lo hizo tomar la decisión de empezar a moverse.

Durante la primera parte avanzamos por las mismas huellas que habíamos dejado en la subida del Cisne, hasta el punto donde debimos desviarnos en dirección al Corona.

El día estaba soleado pero muy helado, logramos superar una cascada de seracs sin problemas por su parte superior, para quedar en línea con la canaleta que queríamos escalar, no sin antes darnos cuenta que tendríamos que superar de alguna forma una rimaya bastante grande.

Nos ubicamos a algunos metros del único puente de nieve que se veía decente, y dada la profundidad de la grieta, decidimos asegurar la pasada.

Ulises tomo la delantera, cruzo sin problemas y fijo la cuerda unas decenas de metros mas arriba y así pudimos superar la rimaya.

La escalada la realizamos con dos cuerdas de 60 metros, una quedaba fija mientras con la otra se aseguraba al puntero, eso nos permitía avanzar mas rápido, aunque no tanto como quisiéramos.

Dentro del canalón ya estábamos a la sombra, hacia mucho frio, ese era el gran problema, cada uno tenía que esperar un buen rato su turno, ya sea para escalar o jumarear por la cuerda fija, poco rato en movimiento y bastante rato quietos, por ende, mucho frio y tiritones.

La canaleta la superamos con 3 largos de cuerda, mas el largo de “aproximación” a su base desde la rimaya, cuando llegamos al portezuelo entre los dos torreones cumbreros, estábamos muy agotados y completamente helados.

Nos quedaba un largo de roca para llegar a la cumbre, Ulises tomó la iniciativa, andaba absolutamente prendido, mientras tanto yo trataba de mover los dedos para volver a sentirlos.

La torre final salió con un largo de unos 50 metros, Ulises llegó arriba, pegó el grito y todos subimos.

Llegamos a la cumbre apretujados, una punta rocosa donde no nos podíamos parar, ahí armamos la reunión y  nos aseguramos mientras nos felicitábamos y tratábamos de sacar alguna foto, la vista hacia el Alto de los Arrieros y el Portillo era impresionante.

Era tarde, el horizonte rojizo nos indicaba que nos quedaba muy poca luz, así que comenzamos la bajada haciendo un rapel desde la cumbre hasta el portezuelo.

Desde acá la bajada se hizo eterna, los rapeles por el canalón eran lentos, a ratos sentía mis pies solo como un bloque congelado que colgaba inerte bajo mi rodilla, al rapelar recuperaba algo de sensibilidad, la que perdía al tener que esperar en la reunión mi turno de bajada.

Cuando salimos del canalón pudimos comenzar a bajar todos juntos, la rimaya la pasamos asegurados pero fue una maniobra rápida, después solo bajada permanente, lo que nos permitió entrar en calor.

Llegamos a la carpa a las 05:00 de la mañana, 21 horas después de haber salido, así que brindamos con una cerveza por la cumbre, y a dormir….

Los siguientes días hicimos un intento a la Pared Norte del Torrecillas, y nos trasladamos desde el Campamento Antro, en el Glaciar Universidad, al Campamento Sucucho, en el Glaciar Cortaderal, donde comenzaríamos la segunda serie de ascensiones que constaba de cuatro objetivos, el Volcán Palomo, la Gran Torre del Cortaderal, El Nevado Penitentes y el Pilar Occidental.

 

 

 

Pilar Occidental – Cuarto Ascenso – Nueva Ruta: “Canalón del Conejo Playboy”.

Después de rebotar en nuestro primer intento al Palomo producto de una ventolera demencial, decidimos ir por el Pilar Occidental, y así dejar pasar unos días antes de volver a intentar el Volcán.

Partimos con el sol bastante alto, y recorrimos los buenos kilómetros que hay entre el campamento y la base del Pilar, estábamos bastante cansados por el intento del día anterior, y se notaba, pero habíamos escogido un cerro de menor desnivel para tratar de retomar la senda cumbrera después de dos rebotes consecutivos.

Sabíamos que el cerro tenía tres ascensiones, por ambas aristas, así que nos enfocamos en buscar una ruta por su cara este, y cuando vimos aquel conejo de roca, contrastando con una evidente canaleta de nieve, no tuvimos dudas.

Llegamos a los pies de la ruta, a las patas del conejo, y comenzamos el ascenso por el lado izquierdo, por la cara, tratamos de tocarle las orejas pero pasamos lejos.

Nos despachamos el canalón muy rápido, a pesar de que la nieve estaba blanda, y había un par de pasadas mixtas algo complicadas.

Llegamos a la arista sur, y se nos venia un largo de roca hasta la cumbre, la escalada la lidero Ricardo mientras los demás jumareabamos, al final no logramos sacar el tramo en un solo largo, quedamos cortos como en 10 metros, y el remate final de la ruta lo hizo Ulises que fue el ultimo en subir por la cuerda fija, y el que recupero el equipo.

Nos juntamos todos arriba, felices por retomar la senda exitosa, el Pilar Occidental fue una cumbre bisagra, que nos subió el animo después del bajón de los rebotes, además era la ultima cumbre que haríamos los cuatro, ya que Christian y Ulises ya comenzaban a preparar el regreso a Santiago.

Volcán Palomo – 24º Ascenso.

Es el cerro más alto e imponente del sector, pero contradictoriamente, también el más sencillo, con 23 ascensiones previas, es la montaña que todos vienen a subir a la zona, algo relativamente comprensible, pero no entendible, teniendo en cuenta el nivel de las montañas cercanas, más bajas, pero mas difíciles y con solo una o dos ascensiones.

Con Ulises y Christian ya bajando a Santiago, nos planteamos con Ricardo rematar el cerro, después del intento fallido de hacía algunos días atrás.

Comenzamos la subida atentos a cualquier indicio de que el viento estuviera igual que la vez anterior, si era así, nos cambiábamos al Cerro Penitentes, pero después de ganar las primeras pendientes nos dimos cuenta de que teníamos el día de cumbre perfecto.

La subida fue tranquila, incluso las zonas que recordaba de pendiente fuerte, no lo eran tanto ahora que estábamos subiendo sin la ventolera infernal del otro día, las percepciones cambian mucho según las condiciones.

Superando algunas grietas, un par de tramos rocosos y un poco de hielo, nos pusimos bajo la pendiente final del cerro, la que luego de unos minutos con una vista de aquellas, nos llevó a la cumbre.

Grata fue la sensación de una cumbre amplia, donde podíamos estar relajados, después de puras cumbres donde llegábamos medio colgados y asegurados con cuerdas y cintas. Vi el monolito cumbrero y fui a buscar la caja con la libreta de cumbre.

Al rato llegó Ricardo y nos dimos un fuerte abrazo por esta primera cumbre de la segunda etapa de la expedición, la quinta en total.

Sacamos fotos, escribimos un testimonio y admiramos la fenomenal vista que había en todas direcciones, era increíble, desde los cerros de Santiago por el norte hasta quizá quien sabe donde por el sur, muchas montañas que no lograba reconocer, algunas bastante grandes, la vista, con ese día completamente despejado y sin viento, me dejo claro lo correcto de la decisión que tomamos días a tras, cuando decidimos volver en el primer intento.

La bajada fue larga y tranquila, llegamos a las carpas aún con luz de día, comimos y nos acostamos, estábamos muy contentos con el Palomo, pero sabíamos que ahora, si o si, teníamos que ir por ese cerro que nos había quitado el sueño por meses, y que era el que nos generaba mas dudas y temores….

Gran Torre del Cortaderal – Segundo Ascenso.

En los últimos tres días habíamos subido el Pilar Occidental y el Volcán Palomo, yo hubiese preferido descansar un día antes de intentar el cerro más difícil de la expedición, pero había amanecido perfecto, despejado y aparentemente sin viento, no podíamos dejar pasar un día así.

Teníamos claro con Ricardo, que con un viento como el que nos pego en el primer intento al Palomo, seria imposible escalar los tres o cuatro largos de la torre final del cerro, lo único que pedíamos era un día sin viento, y hoy parecía ser ese día.

Partimos sin grandes demostraciones de entusiasmo, casi como haciéndonos los lesos, haber si el cerro no se daba cuenta que íbamos por el, caminando por el glaciar como si nada, como que no quiere la cosa…

Llegamos a la base de la canaleta, se veía mucho menos empinada que al verla de frente desde el campamento, genial pensé, podemos subir sin cuerda y ganar tiempo, el que seguro nos hará falta en la zona rocosa.

Ascendimos rápido hasta el tapón rocoso que cortaba la canaleta en dos, Ricardo paso primero, me pidió que me escondiera un poco por si botaba piedras, paso relativamente rápido, después lo seguí. El tapón era una trepada de roca bastante empinada pero con buenos agarres, aunque con crampones había que pasarla bien atentos, no había que olvidar que estábamos en una pendiente que rondaba los 60º y una caída sin cuerda seria difícil de frenar.

Una vez pasado el obstáculo nos dimos cuenta que nos faltaba muy poco para el portezuelo entre las dos torres cumbreras. Avanzamos un poco más y a unos 20 metros del mencionado portezuelo, en unas rocas donde nos podíamos equipar con relativa comodidad, elegimos la línea para empezar a escalar la pirámide de roca que nos debería llevar a la cumbre.

Pensar que solo tres personas habían estado antes que nosotros en este lugar me llenaba de emoción, no podía entender como hay gente que puede repetirse por más de una vez un cerro como el Palomo y pasar de largo esta impresionante mole. El día seguía perfecto, parecía que la Gran Torre nos recibía complacida de tener visitas después de casi 50 años de su primer ascenso.

Tres largos de cuerda mas un par de caídas nos llevaron a pocos metros de la cumbre, el primer largo de la peor roca que se pueda ver, el segundo algo mejor, y el tercero de un perfecto granito que fue el máximo disfrute de este tramo.

Para llegar a la cumbre tuvimos que hacer un traverse por unas placas verticales de granito con fisuras que proveían muy buenos agarres, este tramo fue solo gozar, teníamos la cumbre a la vista, sabíamos que lo habíamos conseguido, disfrute cada paso de este último largo horizontal que nos dejo en la cumbre de la Gran Torre del Cortaderal.

Volvíamos a estar apenas en la cima de un cerro, sin apenas poder movernos, asegurados a una roca firme donde pudimos armar una reunión con cordines, la vista hacia el Valle del Cortaderal era increíble, igual que la caída casi vertical del cerro por su Cara Este.

Fue una cumbre muy emocional, pero después de sacarnos algunas fotos como pudimos, hicimos el primer rapel hasta una cómoda terraza, donde encontramos una lata de sardinas, o algo similar, como testimonio del primer ascenso, ya que en la cumbre era imposible dejar nada.

Los siguientes cuatro rapeles fluyeron afortunadamente sin inconvenientes, pudimos llegar sin problemas a la base de la ruta, cambiarnos las zapatillas de escalada por botas de montaña, y bajar hasta el tapón rocoso que pasamos con otro rapel, aun con luz ya estábamos fuera de todas las dificultades mayores, lo demás era sencillo, habíamos subido la Gran Torre, nuestra Gran Torre.

Nevado Penitentes – Nueva Ruta Arista Sur – Segundo Ascenso.

El día siguiente a la Gran Torre fue de disfrutar y descansar, comer, reponerse y seguir disfrutando con las sensaciones del éxito obtenido en el cerro que mas ganas teníamos de ascender.

Ya nos quedaban pocos días en el Campamento Sucucho, un solo objetivo nos faltaba en este sector, el Nevado Penitentes, una vez conseguido volveríamos a trasladarnos de campamento desde el Glaciar Cortaderal al Universidad.

Después del día de descanso partimos al Penitentes, para lo cual tuvimos que cruzar todo el glaciar, de este a oeste, trayecto que se hizo bastante largo, igual que cuando fuimos al Pilar Occidental, y un poco mas…

Llegamos a la base de la Cara Este, nuestra idea era escalarla por unas evidentes canaletas que salen al filo superior, pensando en abrir una ruta nueva, pero no logramos superar una gigantesca rimaya que nos cortaba el paso, y donde no pudimos encontrar ninguna pasada segura.

Al regreso a Santiago averiguamos que esta fue la ruta usada por la Expedición del 64 para el primer ascenso, así que al final salimos ganando, ya que después de nuestro fracaso en la Cara Este, hicimos un largo rodeo que nos dejo a los pies del Filo Sur, el cual escalamos sin mayores dificultades técnicas que un par de tramos algo expuestos, y mucho cansancio por el trajín del día.

Ya en la última parte, un gateo por rocas inestables con crampones puestos nos dejó en la cumbre, segundo ascenso y sin saberlo en ese momento, ruta nueva, la vista espectacular, el cerro esta en una ubicación muy céntrica, por lo que desde su cumbre se ven los Glaciares Cortaderal, Cipreses Superior e Inferior, Palomo Norte, Cotton y Universidad, y una gran cantidad de cerros de todas las formas y colores imaginables.

En la cumbre encontramos una lata igual a la que hallamos en la Gran Torre, y que también tuvo que esperar casi 50 años para recibir visita. Como yo me quede con la lata de la Gran Torre, esta se la dejé a Ricardo.

La bajada fue larga pero tranquila, habíamos terminado nuestro trabajo en el Glaciar Cortaderal logrando nuestros cuatro objetivos, ahora debíamos bajar nuevamente al Glaciar Universidad y terminar la pega en esa zona.

Campamento Sucucho (Glaciar Cortaderal) – Campamento Tugurio (Glaciar Universidad)

Habíamos asumido que este seria un día sencillo, casi un paseo, la primera parte del trayecto era de suave pendiente y luego seria bajada, pero las condiciones del glaciar se habían deteriorado mucho en estas semanas, el hermoso y liso plateau de hielo y nieve ahora era una imperfecta superficie con penitentes, grietas y hoyos.

Para resumir, la bajada fue del terror, un reto a la paciencia, los trineos caían constantemente en cualquier hendidura en la nieve, se volcaban, se atascaban, fue un día rudo, creo que para recorrer los últimos 500 metros hasta el lugar del campamento, nos demoramos más de dos horas.

Llegamos absolutamente hastiados, sin embargo, después de armar la carpa y tomarnos una buena cerveza helada, de a poco nos calmamos y volvimos a encontrarle todo lo bueno a estar ahí, todo lo espectacularmente hermoso del lugar donde estábamos, viva la cerveza!!

Se vivieron dos días de descanso y reparaciones varias, Ricardo tenía un problema con una uña del pie, así que esos dos días que estuvieron bastante ventosos, nos cayeron muy bien para reponer fuerzas pensando en el próximo objetivo del viaje…

 

 

Corona del Diablo – Segundo Ascenso.

Crampones listos y partimos. Cruzábamos por última vez el glaciar en dirección oeste, nuestro objetivo era la cumbre principal del Corona del Diablo, con solo una ascensión anterior.

La primera parte del ascenso era la misma que habíamos usado para el Nevado Cisne y el Torreón Nor-Oeste del Corona, pero de nuestras huellas no quedaba nada, en este sector el  glaciar también estaba muy deteriorado, había muchas mas grietas, algunas muy grandes, asi que la subida la realizamos muy atentos a cualquier eventualidad.

La subida fue eficiente y cansadora, la nieve estaba blanda, había solo pero estaba helado, el viento ayudaba a mantener el termómetro bajo.

Después de algunas horas logramos ponernos en la entrada de la canaleta principal del cerro, se veía bastante mas sencilla que el canalón del Torreón Nor-Oeste, sin embargo la entrada estaba algo complicada por lo inestable de la nieve y los resaltes rocosos. Ricardo se saco los crampones y prefirió subir trepando por un nervio de roca a la izquierda del canalón, y volver a entrar a la nieve mas arriba, yo asumí que en ese tipo de terreno me manejo bien y pase de largo entre los resaltes rocosos que defendían la entrada a la canaleta.

Lo que vino después fue sencillo hasta llegar al portezuelo que separa las dos cumbres mas altas de este macizo, nosotros nos desviamos a la derecha en pos de la principal, tuvimos que poner un pasamanos en una zona bastante expuesta, y a cobrar, segunda absoluta a la Corona del cola de flecha.

La vista hacia el Alto de los Arrieros, Portillo y los Brujos, era sencillamente demoledora, pero qué tremendas montañas tenemos en nuestro Chile, y tanto que se desesperan algunos por ir a escalar a otras latitudes.

Con el primer paso de bajada, comenzaba nuestro regreso, habíamos terminado nuestro trabajo de subir cerros…

Tres días nos tomó salir del glaciar y sacar todo nuestro equipo, días duros, incluso más peligrosos que las mismas ascensiones, debido a la gran cantidad de grietas y todas las maniobras que hay que hacer para pasar con un trineo. En ese tiempo instalamos dos campamentos mas, Café con Piernas, en el Primer Plateau del Glaciar Universidad, y Despedida de Solteros, ya fuera del glaciar.

Luego salimos por el medio de las instalaciones de Hydro-Chile, intentando molestar lo mas posible, y aventuras mas aventuras menos, llegamos en micro a San Fernando donde el equipo de apoyo nos fue a recoger y nos trajo de vuelta a Santiago.

En resumen la expedición logro 7 cumbres principales y una secundaria, de las cuales 4 fueron segundos ascensos absolutos, 1 tercer ascenso, 1 cuarto ascenso, 1 primer ascenso y el Volcán Palomo que registraba al parecer 23 ascensos previos al nuestro. Se abrieron 5 rutas nuevas y principalmente, lo más importante de todo, se vivió una tremenda experiencia que todos quienes participamos en este viaje, guardaremos por siempre en algún rincón de nuestros recuerdos y pensamientos.

Queremos agradecer a quienes nos ayudaron a cumplir esta meta:

Club Alemán Andino (DAV), Escuela de Escalada Andes-Rope, Productos de Montaña Ilchakona, Grupo Eulen, Cerveza Roma, Nigth and Day, Expenews, Aventura y Exploracion, Chilean-Sheeps, y a todos quienes nos compraron un numerito de rifa.

Gracias!!