Relatos

Expedición DAV Valparaíso al área de Olivares – Traducción del relato de 1959

Expedición DAV Valparaíso al área de Olivares

Revista Andina 1909-1959 50o Aniversario DAV Valparaíso

3 semanas de Alta Montaña

Páginas 34-35

Crónica de Uwe Helmke.

Si me preguntaran, cuáles fueron las impresiones más fuertes para mí, le daría la respuesta en palabras clave: Laderas de escombros – picos de montañas – glaciares – plantas en las alturas – lo puramente humano.

¡Un campo de escombros de roca erosionada es la Cordillera! El cambio del calor diurno con fuertes heladas nocturnas, la fuerza explosiva del agua helada, los glaciares abrasivos y ásperos, masas de lixiviación, los arroyos arrastrados y la gravedad de la roca misma. Todo ha contribuido diariamente y cada hora para aplastar la roca sólida durante millones de años. Cada cumbre envía sus escombros al valle en grandes depósitos. De bordes afilados, recién arrancados de la roca, los bloques yacen tambaleantes uno encima del otro. Un puntapié a menudo es suficiente para hacer que un gran campo de tales bloques de piedra se deslice. En otras pendientes, el material es más fino, el acarreo es más redondo y movedizo. Verdaderas corrientes de escombros buscaron su camino cuesta abajo ante nuestros ojos al haber sido desencadenadas por nosotros mismos. Un estruendo inminente de un minuto de duración, que subía y bajaba, amenazaba con acercarse a nosotros. El polvo se revolvió. Un amplio barranco se formó en la ladera y en el fondo los escombros se comprimieron en un delta. Luego hubo silencio otra vez. El polvo flotante se asentó, ¿con qué frecuencia sucede esto?

Las laderas de la montaña son de color marrón a negro. Ninguna planta puede permanecer en las superficies que están en movimiento de sequía. No son realmente desdeñables, pero en su repetición y falta de vida parecen sombrías.

Los picos de las montañas pueden aplastar a una persona y permanecer extraño para él si se quedara abajo. Pero pueden hacerte feliz y puedes tener una relación íntima con ellos si dejas que te atraigan. Una experiencia espera arriba, cuya fuerza probablemente se deba a la polaridad de sus partes individuales. La altitud evidente y la profundidad abismal se convierten en objetivo. El conocimiento de los límites del poder obtenido por la experiencia oscurece el orgullo por el objetivo alcanzado.  La sublimidad y la humildad a la vez llenan la mente por las cosas que se ven alrededor. Los rayos del sol golpean con una fuerza inusual, y aun así es necesaria la protección contra el frío gélido. Lejos y separados del resto de la gente, se convierten en los más vulnerables compañeros, fomentados por la experiencia de lazos personales íntimos y no expresados. En nuestra cumbre más alta, el Risopatrón, estuvimos cuatro horas y tuvimos el tiempo libre para absorber la experiencia.

La nieve y los glaciares son sólo blancos, ¡pero qué brillo en el sol, qué fuente de luz! Y yo estaba en medio de eso. El brillo me penetró y volvió a salir de mis ojos. Estaba lleno de agradecimiento y dichosa felicidad. Mi corazón era ligero, y así me fui. Incluso la mochila pesada fue olvidada temporalmente. Cuanto más profunda es la experiencia que nos penetra, más difícil es describirla. Las extrañas formas de las masas de hielo caídas, las brillantes cuevas azules de las grietas, las amplias áreas de hielo desnudo, junto a la fila en movimiento de pequeñas personas, los contrastes con el negro de las rocas y el azul profundo del cielo, todo esto junto con otras cosas sin nombre eran características externas para la experiencia del ascenso sobre el glaciar hasta el último campamento alto.

Las plantas en las laderas de acarreo eran las gemas en el campo de escombros. Sus colores brillaban a lo largo y ancho. Nos mostraron la belleza en miniatura. Donde la pendiente de las laderas no era tan pronunciada y su movimiento era pequeño, las raíces podían afianzarse. Cada planta tenía medios especiales para sobrevivir en estas despreciables condiciones de vida. Densos cojines de hojas carnosas, espinosas y duras o aquellas con pelos lanudos ofrecían a las plantas protección contra el clima. En algunas de ellas sólo se veía la flor. Otras limitaron su existencia a delicadas hojas verdes y coloridas flores sobre la superficie de la tierra durante unos días. Todas tenían un amplio sistema de raíces. Incluso si sólo se pudiera ver un punto en la grava, las raíces impregnaban un espacio terrestre tan grande como una gruesa bola medicinal.

El asombro no se detiene cuando uno mira más de cerca a estos pioneros de la vida.

En un recorrido por la montaña, experimentas tu propio cuerpo de una manera inusual y consciente. De varias maneras el cuerpo es llevado al límite de su capacidad. El estrés continuo, la adaptación a la altitud y los fenómenos climáticos lo ponen bajo presión y le aportan nuevas experiencias. ¡Qué pesadas eran las rocas a 5000 metros! – La transpiración era un alivio y era parte del oficio. El cuerpo demandaba humedad por litros. Con un autocontrol constante, el ritmo de la respiración y la marcha entraron en juego gradualmente. Un Viento Föhn (Nota A.S.: Viento Zonda en Cuyo) le quitó la energía para respirar al dormido, y uno se despertó jadeando por aire.  Una sensación de bienestar fluía a través del cuerpo cuando se descansaba después de un ascenso extenuante. Uno se sentía liviano como una pluma cuando se lo liberaba de la carga de la mochila.

Elegí las impresiones más impactantes de nuestras travesías y traté de darles forma con palabras.

Para nosotros y para otros que han estado en las montañas, pueden revivir lo que han visto y experimentado, pero para todos los demás, las palabras no pueden reflejar la realidad. Mis propias fotografías parecen pálidas en comparación con la imagen que estoy mirando. La experiencia penetra tan profundamente en el ser humano que la conciencia no es capaz de elevarla en su totalidad de regreso a la esfera espiritual de tal manera que pueda ser experimentada por otros. ¡Uno debe ir a las montañas por sí mismo!

Desarrollo de la Expedición

Páginas 35-38

Crónica de Ulrich Lorber, Walter Stehr y Heinz Stöhr.

Al este de Santiago, detrás del famoso Co. Plomo, se extiende de norte a sur el Valle de Olivares. El río del mismo nombre se alimenta principalmente de tres glaciares del Olivares y del glaciar Juncal Sur. Después de unos 40 km desemboca en el Río Colorado, que a su vez desemboca como el mayor afluente del Río Maipo.

El valle superior de Olivares rara vez se visita debido a su ruta de aproximación extremadamente larga. Solo unos pocos montañistas lo conocen de cerca. La naturaleza inexplorada fue una de las principales razones por la que elegimos esta zona como destino para una expedición de alta montaña.

La expedición fue organizada por el grupo de alta montaña del DAV-Valparaíso. Los participantes fueron: Karl-Heinz Winter, Ulrich Lorber, Heinz Stöhr, Walter Stehr, Uwe Helmke y Günther Jüllich. Fecha: 15 de enero al 5 de febrero de 1959. Nuestro arriero fue Pedro Astorga de Los Maitenes.

Las 9 cajas de alimentos contenían entre otras cosas:

56 panes negros, 8 kg de mantequilla, 7 kg de salchichas, 7 kg de queso, 3 kg de miel, 3 kg de tocino, 19 kg de azúcar moreno, 3 kg de pasas, 3 kg de frutos secos, 48 huevos, 5 kg de pasta, 26 cajas de Leche Ideal, 112 limones, 19 cajas de melocotones en conserva, 7 latas de tomates, 19 paquetes grandes de avena.

El punto de partida de la expedición fue Alfalfal, el último asentamiento en el valle del Río Colorado. El viaje al campamento base al final del valle de Olivares (2800 m) duró un día y medio.

La siguiente breve descripción de los ascensos individuales tiene la intención de dar algunas indicaciones para aquellos que, después de nosotros, deseen visitar y caminar por la zona de Olivares.

Primer ascenso del Co. Cincuentenario, 5009 m.

Primero, visitamos la zona del Paso de las Pircas. Allí queríamos adaptarnos a las grandes alturas, ponernos en forma escalando un pico de cinco mil metros y crecer juntos como comunidad. Desde el campamento inicial en el Río Olivares llegamos a la parte alta del valle superior de Pircas en 5 horas después de una subida bastante empinada. A 3900 m de altitud establecimos nuestro campamento alto cerca del último manantial.

Nos dividimos en dos grupos y pudimos escalar 3 picos de cinco mil metros al día siguiente:

  1. Reichert, 5470 m, en ascenso directo sobre el glaciar en 7 horas (primer ascenso de esta ruta). Descenso por el Paso de las Pircas (4827 m) en 3 horas adicionales.
  2. Solari, 5325 m, sobre el Paso de las Pircas en 6 horas.
  3. Roth, 5350 m, una hora más desde el Co. Solari (travesía por el filo).

 

Estas tres cumbres no presentan ninguna dificultad técnica. Las vistas de la cumbre desde estas montañas incluyen entre otros, el Tupungato, Polleras, Chimbote, Macizo del Plomo, área del glaciar Olivares, Co. Federación y Tronco.

Los grandes éxitos iniciales animaron a un grupo de tres, a atacar al vecino noroccidental del Co. Reichert, aun virgen, al día siguiente. Esta montaña aparece en el famoso mapa de Lliboutry como un pico de 5009 m de altura. La ruta de ascenso atraviesa un canal de hielo empinado hasta el filo de cumbre y desde allí sobre terreno firme hasta la cumbre (ascenso de 7 horas). Para celebrar el aniversario de nuestro club de este año, se le dio a la montaña el nombre de <Co. Cincuentenario>. El frío y fuerte viento obligaron a descender, después de un breve descanso, atravesando la cresta oeste y las empinadas laderas de acarreo de regreso al campamento alto en 2 horas.

Cuarto ascenso del Co. Risopatrón, 5750 m.

Mientras tanto, el otro grupo de tres descendió y le dio al campamento base un lugar definitivo con una maravillosa vista de la imponente cara escarpada de la Loma Rabona. La pared está delimitada a la izquierda por la triple cascada de Olivares y a la derecha por la lengua encogida del glaciar Juncal Sur.

Las masas de agua salvajemente espumosas del río Olivares, que fluye sobre enormes rocas debajo de nuestro campamento, nos jugaron una mala pasada. Una tarde secuestraron la caja de mantequilla, que habíamos puesto en el agua para enfriar y que no estaba anclada con suficiente firmeza.

Los dos grandes objetivos que nos habíamos fijado eran: Co. Risopatrón y Tronco. En la pared que cierra el Valle de Olivares a la derecha de la lengua del glaciar Juncal Sur, hicimos un buen avance, a pesar de la pesada carga (equipo y comida para 7 días), gracias a una exploración previa. Después de 6 horas de ascenso, montamos nuestro primer campamento de altura (3700 m) en un pequeño arroyo justo antes de la pared lateral de la morrena del glaciar Juncal Sur, a 5 minutos del campamento instalado por Krückel.

Para nuestra gran decepción, el clima no estuvo a la altura de lo que había prometido en el campamento base. Ya durante el ascenso al primer campamento de altura comenzó una fuerte nevada. Sin embargo, al día siguiente subimos 600 metros más y montamos un segundo campamento de altura en una morrena lateral del glaciar Risopatrón, debajo de una enorme grieta de hielo. La noche siguiente, sin embargo, hubo una fuerte tormenta de nieve, que nos mantuvo atrapados en las carpas durante casi dos días. Los tensores de nuestra carpa <Moretina> seguían rompiéndose. En la tarde del segundo día decidimos descender al campamento base.

El clima se calmó lentamente. A la primera luz del sol nos levantamos de nuevo y subimos en una tarde, nuestra “montaña local”, la Loma Rabona. Sobre las laderas de acarreo de la derecha (vistas desde el campamento) del <Gran-Salto-Olivares> ubicamos nuestro camino. En el Co. Divisorio (3750 m), la elevación más alta de la Loma Rabona, teníamos a nuestros pies el sector de glaciares más extenso de la zona central: los glaciares Olivares Alfa, Beta y Gamma, el glaciar Juncal Sur y el glaciar Risopatrón.

Al día siguiente empezamos el segundo intento. En 6 horas subimos con equipaje ligero de una vez al segundo campamento de altura. Nuestro tercer campamento de altura fue montado dos días más tarde después de un ascenso de 7 horas atravesando la parte media del glaciar Risopatrón, salvajamente agrietado, hasta una cresta glaciada (5200 m) debajo del Co. Risopatrón.

En nuestro tercer campamento de altura, por primera vez se asoma la vertiente norte del Co. Tronco, nuestro principal objetivo. Para llegar al macizo del Tronco desde nuestra cresta, primero hay que descender unos cientos de metros sobre un escarpado glaciar colgante, que no se puede ver desde arriba. Descubrimos que sólo se puede llegar al Co. Tronco por esta ruta utilizando un campamento avanzado, que tendría que estar situado en el mismo Tronco, para ser accesible. Para ello nos faltaban las provisiones adicionales (sólo nos quedaban las raciones para un día). No podíamos tolerar un “ataque forzado”, porque aún no habíamos vuelto a la altura máxima después del deterioro del clima. Nos abstuvimos de un intento de escalar la montaña a toda costa, podría haber terminado fácilmente en una catástrofe en las circunstancias previstas.

El 31 de enero, después de una hora de ascenso desde el tercer campamento de altura, todo el equipo se encontraba en la cumbre del Co. Risopatrón, que fue escalada por primera vez en 1935 por un grupo de nuestro club hermano en Santiago bajo el liderazgo de Sebastián Krückel. Las 4 horas de descanso en la cumbre en medio de las altas montañas fue una experiencia duradera para todos los participantes con un clima soleado y sin viento.

Primer ascenso del Co. Federación por la vía del Filo Sur.

Durante el descenso del Co. Risopatrón encontramos algunas provisiones en nuestro primer campamento de altura, que permitieron a una cordada de tres subir a los 5030 m de altura del Co. Federación como compensación por el Co. Tronco. El campamento de altura se trasladó más allá del glaciar Juncal Sur, justo debajo de la Loma Rabona, próximo a una laguna encantadora. El ascenso de la jornada recorre por un empinado campo de nieve hasta el muy erosionado filo sudeste. Algunas de las torres en la parte baja de la cresta parecían bastante desalentadoras, pero todas ellas podían ser escaladas, sobre todo a través de canales de piedra en el flanco sur. La parte superior de la cresta aún es empinada, pero ya no es peligrosa.

Según el libro de cumbre, el Co. Federación fue escalado por primera vez antes que nosotros  el 9 de enero de 1952 por Manuel Bazán y Radko Sneeberger desde el noroeste. Como ruta de descenso, elegimos las empinadas laderas nevadas del flanco suroeste. A media altura de la montaña, los derrumbes desde las paredes heladas nos obligaron a hacer un desvío sobre el glaciar colgante de la cara sur.

Para el ascenso se necesitaron 5 horas, para el descenso 3 horas. Por la tarde regresamos al campamento base en otras 3 horas.

Desde el punto de vista del montañismo, la segunda ascensión del Co. Federación fue el punto culminante de nuestros viajes en la zona de Olivares.

Aclaración de la Geografía (Olivares & Juncal

Página 39

Crónica de Günther Jüllich.

El glaciar Juncal Sur con 15 km, es la corriente de hielo más extensa de la zona central, consta de dos brazos:

  •  a) El Brazo Oriental tiene su origen en un circo glaciar abierto al Sur, que está rodeado por la imponente y escarpada pendiente de la pared Sur del Juncal, el flanco oriental del Juncal-Chico y las laderas occidentales de la franja limítrofe entre el Juncal y el Nevado del Plomo.

La continuación de esta cuenca es un valle glaciar de altura con una inclinación moderada, que se une con él.

  •  b) Brazo Occidental. La depresión del brazo occidental se suple de la vertiente oriental de la Sierra Blanca (Nevado de Olivares, Co. Picarte y Co. Federación).

En la confluencia de ambos brazos se forma una importante cuenca glaciar que, según el Profesor Lliboutry, se parecería a la Plaza de la Concordia del Gran Glaciar Aletsch (Nota A.S.: Es el glaciar más grande de los Alpes en el macizo del Jungfrau), si no fuera por los impenetrables penitentes. Esta cuenca glaciar es el punto más ancho de todo el glaciar, el hielo aquí tiene una profundidad de 400 m según los cálculos aproximados del Profesor Lliboutry.

El actual glaciar Juncal Sur ahora drena suavemente hacia el sur. En las proximidades de la Loma Rabona, también se pueden ver más penitentes. La superficie del glaciar continúa fuertemente marcada por profundas grietas y seracs.

Una extensión de la Sierra Blanca forma la Loma Rabona con el Co. Divisorio de 3800 m de altura. Este espolón, cuyos flancos han sido esculpidos por la confluencia del glaciar de Olivares y la corriente glaciar del Juncal Sur, tiene una serie de protuberancias redondas suavemente pulidas que proporcionan información sobre el estado de la antigua glaciación y el retroceso del glaciar.

Inesperadamente, el glaciar Juncal Sur avanzó 2 km en 1947 y se vertió en el circo Gran Salto (cabecera del valle del río Olivares). Se formó un glaciar de 1 km2 en el fondo del valle. En 1950, todavía estaba activo y en 1953 se desgarró en innumerables grietas. La expansión de este pequeño glaciar formó una barrera de hielo que no permitió que las aguas del Gran Salto de Olivares fluyeran. Así, se originó un embalse.

Debido a la enorme presión de la laguna en crecimiento, al agua que entra en las grietas y al retroceso del glaciar, la barrera del glaciar se reventó en el verano de 1954. El valle de Olivares fue azotado por una catastrófica inundación.

El retroceso del glaciar Juncal Sur fue tan rápido que sólo quedó una pequeña porción de hielo de la importante ruptura de hielo en el Circo del Gran Salto. En cambio, el río glaciar de gran caudal de agua cae en varias cascadas hacia el valle bajo la lengua de hielo y se conecta con el río Olivares. Las masas de hielo inactivas del glaciar regenerado quedaron cubiertas por restos de morrena, ya no están conectadas al glaciar Juncal Sur, por lo que ya no reciben ninguna acumulación. Están condenados a derretirse.

El área de acumulación del glaciar Juncal Sur está entre los 3800 y 4600 m de altitud. La temperatura media en esta cuenca protegida es relativamente elevada, y la acumulación de hielo es significativa porque el viento no puede arrastrar la nieve fresca.

Los glaciares del Olivares están suavemente asentados en la meseta de Olivares, y a diferencia del glaciar Juncal Sur, están muy expuestos a las tormentas del noroeste. El glaciar del Olivares ha retrocedido unos 150 m en los últimos 60 años y se ha dividido en tres glaciares diferentes entre 1935 y 1950: Alfa, Beta y Gamma. La lengua de hielo del glaciar Gamma ha retrocedido 1 km en los últimos 15 años.

Traducción: Ángel Sánchez

El artículo original se encuentra en la revista Andina de 1959 que se encuentra acá: